Una vez un Caballero, iba sentado en el tranvía de Valparaíso, cuando este mismo se averió
al frente de un navío que había quedado abandonado hace algunos años. El joven
caballero se sentó sobre el borde del rompeolas a presencias el increíble acto
que estaba ocurriendo, un lobo marino estaba descansando en la proa de dicho navío,
y se le acercó al caballero preguntándole si tenía algunas tijeras, debido a
que sus bigotes habían alcanzado una longitud inmensurable.
Cuando dicho Caballero, respondió que la mejor manera de saber que tan largo el bigote tenía
que cortarse, el Lobo marino se retiró confundido y desesperado al mismo tiempo.
Años después el Lobo marino les contaba a sus nietos la misma historia:
“El Caballero me dijo, La longitud de
sus bigotes mi querido mamífero acuático, depende de cual larga la risa de tus
compañeros va a durar por ver tan ridículo corte de bigote”.
